Dentro de mí arde un fragmento de furia contenida, esa furia antaño era la paciencia de un niño, el amor por mi semejante y la humanidad en mi ser.
Fuisteis vosotros, mis oponentes, quienes me convirtieron en el monstruo que soy, fuisteis vosotros quienes me obligaron a abandonar mi dulce ser.
No os odio, pues no soy yo quien debe cargar con ello; seréis vosotros quienes sufriréis las consecuencias, seréis vosotros quienes no podréis conciliar el sueño en la oscuridad.
No os maldigo, no me corresponde, pero no siento misericordia gracias a vuestra actitud cuando os necesité; así que, ya no estaré ahí cuando me necesitéis.
Soy humano, sí, pero mi ser no está forzado a serviros, como alguna vez imaginé; no merecéis ni mi amor ni mi rencor, solo merecéis mi olvido. Y cuando necesitéis de mi apreciación, diré lo que corresponde de vosotros, porque fuisteis vosotros mismos, junto con el viento quienes esculpieron vuestra propia efigie