vibrar con la nostalgia

Vibrar con la nostalgia

La nostalgia me visitó, tocó a mi puerta avisando de su existencia, me invitó a no negarla más y reveló lo que traía consigo. La vibración de sus sílabas me recordó, que también vive dentro de mí, y ese sentimiento que afloró, se posó como una llama que confío no se apagará.

La nostalgia, como el abrazo materializado a través de los años, como el «no te olvido» de un grupo de amigos que juegan con el paso del tiempo y que al estar de nuevo juntos, vuelven a ser niños.

En una noche de invierno, bajo un cielo estrellado, acompañada de una buena amiga, una cerveza y a la luz de cinco velas, nos preguntamos el significado que aquella palabra realmente esconde. Llegamos a la conclusión que la nostalgia, no es más que una mezcla de alegría y añoranza, un sentimiento confuso que provocan un vacío en el centro del pecho, al pensar en las cosas que se han ido, pero que como tesoros preciados los guardamos en el corazón y los sacamos en los momentos menos bellos de la vida, para que nos pinten una sonrisa en el rostro.

La nostalgia trae consigo también un sentimiento de pesar al darnos cuenta, que vivimos en un pasado continuo, que nuestras acciones no duran para siempre y que solo mediante la fuerza de tus recuerdos puedes escuchar de nuevo palabras, risas e inmortalizar sensaciones. La nostalgia te cuestiona las palabras que nunca dijiste y lo que no te permitiste ser. Pero la nostalgia también es sabia, te enseña a apreciar a las personas a la distancia, te enseña a ver lo bonito de sus almas y te ayuda a materializarlas a través de las anécdotas, que te hacen llorar a carcajadas.

Te das cuenta de que la vida te regaló algo sin merecerlo y que a pesar de que pasen meses o años sin verlos, sus recuerdos te acompañan protegiendo esas relaciones que nunca cambian.

Memorando las noches de ridículos bailes, coreando canciones de Silvio Rodríguez y botellas de vino vacías, que calificaban el éxito de la reunión. De nuevo bajo aquella noche estrellada y luego de volver a llorar a carcajadas recordando, mi amiga y yo pedimos deseos mientras apagábamos de un soplo cada una de las velas, un deseo por nosotras, por nuestros amigos, nuestras relaciones y agradecimos sobre todo a la nostalgia, por permitirnos vibrar al son de sus sílabas.   

 L. J. Rodríguez

Te podría interesar

Sígueme

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *